El análisis de la relación entre el conocimiento y la cultura cuenta con una historia relativamente reciente en la esfera de los estudios filosóficos. Es a partir de la aceptación generalizada de que el conocimiento emerge, es validado y aceptado en contextos sociohistóricos específicos que la filosofía de la ciencia y de la cultura se han dado a la tarea de abordar y así comprender cómo es que ciertas prácticas se instituyen como prácticas epistémicas y, a partir de esto, cómo es que conceptos tradicionales como verdad, racionalidad y objetividad adquieren sentido y significación en contextos histórica y socialmente acotados. En este proyecto partimos del supuesto de que, en efecto, la idea de que el conocimiento es siempre en situación es una afirmación fructífera que ha abierto nuevas vías para la comprensión de las prácticas epistémicas, como bien muestran los numerosos estudios en los ámbitos de la filosofía, la historia, la sociología y la antropología de la ciencia y la tecnología. En especial, dentro de la filosofía, los intentos por comprender la relación entre el conocimiento y la cultura permiten que problemas tradicionales sean tratados desde enfoques novedosos (por ejemplo: el del realismo, el de la objetividad, o el de la racionalidad). El problema que aquí nos ocupará es uno también tradicional: el de la identidad. Nuestro objetivo es comprender de qué manera el conocimiento entendido como práctica es constitutivo de la identidad, tanto personal como colectiva. Es importante subrayar que al hablar del conocimiento no restringimos su significado a modelos tales como los ofrecidos por la ciencia y la tecnología contemporáneas, generados en instituciones por grupos de expertos, sino que también incluye toda clase de saberes técnicos y teóricos, sean éstos codificados o no. Para alcanzar el objetivo señalado, articulamos tres líneas de investigación. La primera de ellas se enfoca hacia la relación entre las técnicas y las formas de vida; la segunda hacia el examen crítico de la dicotomía naturaleza-cultura, con la mirada puesta en los distintos tipos de espacios en o mediante los cuales se configura la identidad; la tercera se enfoca hacía la relación entre las prácticas constitutivas del espacio y las prácticas del conocimiento, constitutivas de la identidad. Con todo ello, es nuestra intención ofrecer elementos para la construcción de un enfoque interdisciplinario que, sin negar que las prácticas epistémicas sean siempre en situación, no nos comprometa con un relativismo radical y sí, por el contrario, permita la articulación de diversas prácticas epistémicas que haga posible la comunicación fructífera entre distintas formas de vida.

Nuestra propuesta consiste en ofrecer argumentos para pensar al conocimiento como conformador de la cultura, de las sociedades y, en este sentido, de la identidad. Así también, al abordar las prácticas epistémicas en contextos acotados a la vida ordinaria, pretendemos abrir paso a nuevas vías para la articulación de diversas clases de conocimientos y saberes, en especial, entre los conocimientos sancionados como científicos y tecnológicos, y aquellos considerados tradicionales. Además de promover la discusión de estas ideas en talleres y coloquios tanto internos al CEPHCIS como externos, nos proponemos concluir el proyecto con la publicación de los frutos más relevantes de este proyecto.