SÍNTESIS DEL PROYECTO_x000D_ _x000D_ El Epiclásico local, el período final de la civilización de El Tajín en el litoral norte del Golfo de México y al que seguramente corresponden las modificaciones constructivas más recientes de la ya famosa Pirámide de los Nichos, se ha hecho coincidir con la cultura material de los años 900 a 1100 de nuestra Era. Aún así, nuestras excavaciones en el complejo del Edificio de las Columnas (PAPIIT 2008-2010) permiten avanzar la idea de que en esos doscientos años probablemente hemos terminado por poner demasiadas cosas juntas, mismas que en realidad advierten sobre un escenario social particularmente dinámico y donde sus transformaciones más importantes se aprietan hacia los finales de la civilización de El Tajín. Es decir, el Epiclásico no sólo parece tener una buena dosis de especificidad sino que debe ser estudiado y caracterizado separando los procesos culturales que distinguen a las distintas partes de los depósitos arqueológicos que lo representan. A diferencia de cómo se ha hecho hasta ahora, sería necesario concebirlo en el futuro con sus particularidades temporales y sin perder de vista que este período habría iniciado en circunstancias completamente distintas a las que privaban cuando finalmente concluyó._x000D_ _x000D_ Si hay algo que no debemos olvidar y que define por si mismo el estatuto cultural del Epiclásico es la transformación de las instituciones políticas del Estado, mismas que terminarán dando paso a modelos de gobierno que aparentemente vuelven a enfatizar la figura del gobernante como el centro indiscutible de las relaciones políticas y sociales de la época. Si bien el culto al soberano no podría expresar de mejor manera el carácter sagrado que se le confería de antiguo y el extraordinario poder que se concentraba en su persona, en este momento particular de la civilización constituía en sí mismo un síntoma inequívoco de la crisis en la que se hallaban sumidas las instituciones del Estado y de su evolución hacia formas de autoridad que a partir de ahora se apoyarían en una nueva ideología que habría de promover el rápido ascenso de una aristocracia guerrera indiscutiblemente ligada a una tradición cultural de extracción centro mexicana, misma que –por otro lado-también terminaría extendiéndose por buena parte de Mesoamérica._x000D_ _x000D_ El Tajín, hay que decirlo, nunca se mostró ajeno al contexto cultural de Mesoamérica, no lo fue en sus orígenes ni tampoco debió serlo en el Epiclásico. En este período puede observarse un claro efecto de integración de la civilización mesoamericana, un aire –digámoslo así- de globalización que sin pretender acallar las manifestaciones regionales probablemente refiere a un modelo cultural construido sobre bases relativamente homogéneas y cuyo estudio desde el litoral norte del Golfo de México, desde El Tajín, se propone ahora en este nuevo proyecto de investigación._x000D_ _x000D_ _x000D_

CONTRIBUCIÓN DEL PROYECTO_x000D_ _x000D_ Aquello que hoy todavía es posible admirar en la antigua ciudad de El Tajín son las manifestaciones materiales del último período de auge de su civilización (ca. 900-1100 d.C.), época que hay que reconocer que permanece aún poco claro en lo que hace a la definición de los procesos políticos y sociales que se dieron cita en la región y que promovieron, entre otras cosas, un relevo de las rutas comerciales que bajaban de la montaña y se internaban en la llanura costera del Golfo, además de un cambio drástico en la jerarquía de los asentamientos._x000D_ _x000D_ Después de cumplirse casi un siglo de investigaciones arqueológicas en El Tajín, es posible que ahora estemos finalmente en posibilidades de entender de mejor manera los procesos que se dieron cita a nivel político y social en la ciudad y que terminaron por trastocar su estructura original para convertirla en un asentamiento característico del período Epiclásico en Msoamérica. Puesto que el final de la civilización de El Tajín continúa mostrándose particularmente oscuro en los depósitos arqueológicos que aun lo representan, la mayor contribución de este nuevo proyecto de investigación iría en el sentido de revelar un comportamiento cultural que requería de la observación constante del cielo y que para los últimos tiempos de la Pirámide de los Nichos no atendía exclusivamente al movimiento aparente del Sol, sino que se habría extendido al recuento calendárico de los ciclos sinódicos del planeta Venus._x000D_ _x000D_ El universo del período Epiclásico quizá era menos dilatado de lo que hoy nos parece, mucho más próximo en vinculaciones, particularmente a nivel de la clase dirigente de las antiguas ciudades, y mucho más afín en cuanto a experiencias culturales. El núcleo conceptual de aquella civilización –ya lo hemos dicho antes- aparentemente tocaba por igual a los bosques de coníferas del Altiplano Central mexicano que a las selvas tropicales, de ahí que sea necesario ensanchar la mirada y explorar la civilización epiclásica del litoral norte del Golfo de México en un contexto mucho más amplio, más equilibrado y probablemente más justo en cuanto la antigua realidad mesoamericana. _x000D_ _x000D_ El Tajín, hay que decirlo, nunca se mostró ajeno al contexto cultural de Mesoamérica, no lo fue en sus orígenes ni tampoco debió serlo en el Epiclásico. En el período que nos ocupa puede observarse un claro efecto de integración de la civilización mesoamericana, un aire –digámoslo así- de globalización que sin pretender acallar las manifestaciones regionales probablemente refiere a un modelo cultural construido sobre bases relativamente homogéneas y a cuyo estudio se vinculan las contribuciones de este nuevo proyecto de investigación._x000D_ _x000D_