Hoy en día existe un fuerte consenso de que el clima global se verá seriamente alterado por el crecimiento de las concentraciones de gases de efecto invernadero. Estos gases están atrapando una porción creciente de radiación infrarroja terrestre, ante esto se espera que hagan incrementar la temperatura planetaria y como respuesta, se espera que los patrones de precipitación global también se modifiquen. Si bien, existe un acuerdo general sobre estas conclusiones, existe una gran incertidumbre en cuanto a las magnitudes a escala nacional y regional. En este sentido, resulta fundamental identificar y cuantificar los impactos y costos del cambio climático en el sector agropecuario mexicano, pues no olvidemos que este sector tiene un papel esencial en el desarrollo económico vía la producción de alimentos, sus efectos multiplicadores en el conjunto de la economía, su apoyo para la conformación de un mercado interno dinámico y su contribución en la oferta de insumos para la industria. Definitivamente el sector agropecuario mexicano se encuentra en una situación de alta vulnerabilidad debido a su alta dependencia de las condiciones climáticas; cabe subrayar que no se esperan efectos simétricos en el país, algunas regiones podrían verse beneficiadas mientras que otras severamente afectadas, los efectos asimétricos también se esperan a nivel de cultivo, distorsionando así la seguridad alimentaria. De esta manera, es fundamental enfocarse en realizar estimaciones del comportamiento de los determinantes de los principales cultivos del campo mexicano, a nivel nacional y por entidad federativa. Asimismo, es fundamental realizar una exploración detallada del impacto y los costos de los factores climatológicos sobre los rendimientos de los principales cultivos y con base en ello efectuar pronósticos de los impactos del Cambio Climático en el sector agropecuario en México. Asimismo, se requiere la construcción de escenarios sobre los impactos del cambio climático a nivel sectorial y regional. Todo esto adquiere interés en términos de diseñar políticas públicas dirigidas a la adaptación del cambio climático, orientando así el desarrollo del sector agropecuario hacia objetivos de seguridad alimentaria y reducción de la pobreza.

Un sector agropecuario dinámico y con encadenamientos con la industria, representa uno de los principales requerimientos de una estrategia de desarrollo de largo plazo. En este sentido, la política agropecuaria debe buscar que la oferta de los productos agropecuarios garantice la autosuficiencia alimentaria, desde una visión sustentable, así como un mejor nivel de vida para los habitantes del medio rural. Sin embargo, la situación actual del sector agropecuario muestra resultados claramente negativos en materia de autosuficiencia alimentaria, sustentabilidad y reducción de la pobreza. La evolución del sector agropecuario muestra un menor peso relativo en el conjunto de la economía y un claro estancamiento en sus niveles de producción (Escalante et al., 2005, Escalante, et al., 2007). Por otra parte, el cambio climático, ocasionado por las emisiones de gases de efecto invernadero, representa el mayor reto para la humanidad en el siglo XXI. En efecto, las consecuencias económicas, sociales, políticas, demográficas y ambientales que implica el cambio climático a escala mundial son ciertamente impresionantes (IPCC, 2007, Stern, 2006). Este fenómeno, que es el resultado de una compleja matriz que combina procesos físicos, químicos, naturales, ambientales, sociales y económicos y que, desde el punto de vista económico, puede entenderse como la mayor externalidad negativa a nivel mundial. En este contexto, el proyecto tiene por objetivo contribuir a identificar y cuantificar los impactos y costos derivados del fenómeno de cambio climático en las actividades agropecuarias, considerando las condiciones actuales del sector y su relación con el mercado internacional de productos agropecuarios. En este contexto, la construcción de escenarios sobre los impactos del cambio climático a nivel sectorial y regional, adquieren interés en términos de diseñar políticas públicas orientadas a la adaptación del cambio climático y además de orientar el desarrollo del sector agropecuario hacia objetivos de seguridad alimentaria y reducción de la pobreza.