El sistema político mexicano ha experimentado hondos cambios en las últimas dos décadas. A tal grado ha sido su transformación que tratar de analizar la hechura de la ley con las mismas coordenadas de antaño es ya un esfuerzo en buena medida estéril. Si no por otra cosa, porque el paso de un arreglo autoritario a uno democrático supuso un replanteamiento gradual, pero profundo, del sistema electoral y del sistema de partidos convocados a intervenir en su aprobación. Pero además, porque la relación entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo se vio hondamente modificada cuando el gobierno dejó de contar con una mayoría parlamentaria disciplinada y dispuesta siempre a apoyar sus propuestas. _x000D_ _x000D_ Por si lo anterior fuera poco, a ello se sumó también el impulso de nuevas formas de interrelación entre los distintos órdenes de gobierno, producto del diseño federal de nuestra Constitución, del fortalecimiento de las identidades regionales, pero sobre todo, del alto grado de competitividad alcanzado por los comicios en buena parte del territorio nacional. Dicho en pocas palabras, los reacomodos experimentados por el esquema de distribución del poder público tanto en el plano horizontal como en el vertical han significado el paso de un sistema político, otrora altamente centralizado, a uno sujeto a lealtades divididas y a propósitos muchas veces divergentes._x000D_ _x000D_ Las consecuencias de esta transformación sobre el Congreso han sido múltiples. Una de las más notorias, el notorio decremento de la contribución del Ejecutivo al conjunto de las leyes expedidas por sus cámaras y la introducción de abundantes modificaciones en casi todas las iniciativas con ese origen. Otra, la necesidad de construir coaliciones entre los partidos antes de lograr la aprobación de cualquier pieza de legislación. Por último, el apoyo mayoritario de presupuestos con importantes transferencias de la federación hacia los estados, en más de un caso destinadas a cuestiones en las que el bienestar general queda desplazado de la agenda pública por otros asuntos enfocados a sectores o grupos reducidos y de carácter particular._x000D_ _x000D_ Aunque la unidad en el voto de las bancadas en sus cámaras no ha experimentado una caída demasiado drástica, el comportamiento de legisladores presumiblemente ha variado al alentarlos a emprender acciones de corte individual, no siempre coincidentes con los propósitos colectivos perseguidos por su partido. A este respecto, un dato parece contundente. Luego de que el alto grado de competitividad obligó a la dirigencia central del partido a delegar en otros actores subnacionales el reparto de sus candidaturas a cargos de representación popular a fin de conseguir el triunfo electoral, su carrera política no depende únicamente ya de su decisión. _x000D_ _x000D_ En este contexto y más allá de los argumentos o de las cifras manejadas por los partidos de oposición o por algunos especialistas para acreditar la inexistencia de parálisis legislativa, lo cierto es que la aprobación de muchas de las leyes y reformas requeridas por el país se ha visto obstaculizadas en su paso el órgano parlamentario, y que su labor en este rubro es percibida por buena parte de la ciudadanía como deficiente. _x000D_ _x000D_ Con base en esas premisas, la investigación propuesta por este proyecto se pregunta de qué manera se ha visto afectado el comportamiento legislativo de sus miembros a partir de la descentralización política mostrada por el sistema político mexicano en los últimos años. Para abordar la cuestión se examinan las iniciativas de ley presentadas en la Cámara de Diputados durante la LVIII, la LIX y la LX Legislaturas y aquellas que finalmente lograron tener éxito en el pleno a través de tres líneas de análisis: 1) su nivel de agregación, 2) el tipo de efectos generados por éstas, y 3) el tema o asuntos abordados en su texto. _x000D_

Desde una óptica general, el desempeño del Poder Legislativo ha sido analizado desde múltiples disciplinas. Desde la Ciencia Política, los esfuerzos de indagación de las últimas tres décadas han generado una amplia literatura que incluye la elaboración tanto de estudios empíricos, como de investigaciones de carácter comparativo orientadas a la formulación de teorías de mediano alcance sobre el comportamiento de sus miembros en distintos entornos institucionales. _x000D_ _x000D_ En este sentido, la atención de los especialistas se ha enfocado en tratar de establecer las diferencias observadas a este respecto entre las democracias parlamentarias y las presidenciales, y entre las mayoritarias y las consensuales, para más adelante intentar comprender la influencia ejercida sobre los legisladores por factores de orden electoral o partidario, y por aquellos relativos a la organización interna del congreso. _x000D_ _x000D_ Por razones entendibles, muchos de esos estudios han sido referidos a viejas democracias. En las últimas dos décadas, no obstante, las nuevas han sido también objeto de creciente interés, especialmente las latinoamericanas. Tal sería el caso, por ejemplo, de la experiencia de Brasil, Argentina, Chile, Uruguay o Colombia, diversas en múltiples aspectos a los patrones fijados en la literatura por el Congreso Norteamericano, a pesar de compartir con él la pertenencia al conjunto de países con gobiernos presidenciales. _x000D_ _x000D_ La relativamente tardía inserción de México en ese círculo, o quizás la disparidad de las rutas tomadas por la ciencia política en el país han impedido, sin embargo, que el Congreso de la Unión haya recibido hasta ahora la atención necesaria para comprender a cabalidad lo que sucede en su seno. Aunque ya se han documentado las dificultades del ejecutivo federal para conducir el proceso legislativo una vez que éste dejó de contar con el apoyo de una mayoría disciplinada en sus cámaras, y las transformaciones observadas en la manera de conseguir una candidatura para ocupar el cargo de diputado o de senador, apenas se ha profundizado en el impacto producido por la descentralización partidista en su comportamiento, sobre todo en lo correspondiente al proceso de elaboración de la ley. _x000D_ _x000D_ Como consecuencia de ello, hasta ahora ese asunto haya sido más objeto de especulación que de un verdadero conocimiento científico. En ese sentido, por ejemplo, se ha tendido a atribuir a los gobernadores de los estados capacidades plenas para determinar el éxito o el fracaso de cualquier legislación, sin tomar en cuenta las dificultades de coordinación enfrentadas por los liderazgos partidarios para llevar a cabo esa tarea, ni las consecuencias de la debilidad del gobierno para asumir la responsabilidad de esa tarea e impulsar la expedición de la leyes de alcance nacional. _x000D_ _x000D_ En este contexto, el proyecto ahora propuesto pretende llenar ese hueco en la investigación politológica sobre el Congreso Mexicano y el proceso legislativo a su cargo. Con ello, se espera contribuir a la elaboración de modelos más eficientes para el análisis de otras experiencias latinoamericanas. Pero sobre todo, se aspira a profundizar en el estudio y la solución de uno de los retos que nuestro país deberá superar en el corto plazo no sólo para conseguir el bienestar de los mexicanos, sino también el resguardo de su novel democracia. _x000D_